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El poder de la palabra vacía

Hugo Calello. Profesor de la UCV. Jefe del Departamento de Teoría e Historia de la Filosofía del Instituto de Filosofía, Coordinador del Area de Comunicación Política del ININCO. Varias obras suyas han sido publicadas. Su último libro Los verdugos de la democracia.

Susana Neuhaus. Psicólogo-psicoanalista, profesora universitaria IUTE R/C. Obras publicadas: Crisis de la adolescencia y sometimiento familiar; La investigación en las ciencias humanas. Método y teoría crítica; Terrorismo de Estado y violencia psíquica.

Se trata de un análisis del discurso político populista en el cual, apoyándose en el planteamiento de Adorno acerca de la ideología como lenguaje y en su idea de la « palabra vacía », el autor resume sus observaciones sobre los discursos de los líderes argentinos Perón y Menem. El primero encarnaría al « caudillo fundacional », mientras que el segundo sería el « caudillo mimético », vistos ambos dentro de la alternativa salvadora de la gobernabilidad, representada por los gobiernos populistas.

   

1.Introducción

Contexto y referentes metedológicos de este ensayo

a)Bajo este título: Discurso Político Hegemónico y Nuevos Espacios Democráticos se está llevando a cabo una investigación en el Instituto de Filosofía y en el ININCO de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV. Están asociados a este Proyecto, el CBELA, Centro de Estudios Brasileiros de la Universidad de Sâo Paulo (Brasil) y el Instituto de Investigación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (Argentina).

b)Metodología transdisciplinaria: Desde un espacio de reflexión filosóco-política, articula niveles de análisis sociológicos, psicoanalíticos, semióticos, sobre las prácticas discursivas ejercidas desde el poder.

c)Un Subproyecto de Investigación sobre los discursos de los candidatos presidenciales en la campaña para las elecciones de diciembre de 1993, sirvió también como marco a esta comunicación. Se aplicó al discurso recogido en textos y al discurso televisado, un instrumento construido sobre el formato de la « Escala para medir autoritarismo encubierto en los discursos de opinión » de Susana Neuhaus (en S. Neuhaus. « La racionalidad en crisis. La reconstrucción de un paradigma para las ciencias sociales ». Inédito).

El primer producto de esta investigación está condensado en el ensayo de Hugo Calello, « Caldera: discurso político, caos y gobernabilidad », Anuario ININCO N°5, 1993.

2.El discurso populista

En el ensayo citado supra trabajamos el discurso político de los candidatos a la presidencia. En los cuatro candidatos predomina lo que hemos denominado el discurso de los caudillos fundadores del populismo. Desde Perón hasta Carlos Andrés Pérez y Carlos Menem el discurso de caudillo triunfante se fundaba en el poder ofrecerse al pueblo-masa, como el único realizador posible de su deseo (poder, riqueza, amor).

El carácter autoritario de esta relación pasa por el erotismo machista al cual se subsume el hombre masa anulando no sólo su posibilidad de pensamiento crítico sino también su realización libidinal en tanto ser social (S. Freud, 1979).

Caldera, el candidato triunfante en estas elecciones, si bien sintetiza cierto popul-cristianismo (vox populi-vox dei), no representa la « tipicidad » populista (tipo Perón o Betancourt), ni la neopopulista (tipo Carlos Andrés Pérez y Menem). Por el contrario, se presenta como alternativa al vacío generado por la caída de un caudillo que violenta la promesa populista en tanto se identifica con las fantasías del imaginario neoliberal y se pliega a su discurso político hegemónico (Ver Calello H., 1993).

Caldera cubre el vacío, por expresar un signo contrario en imagen y discurso a Carlos Andrés Pérez y Chávez (su frustrado continuador): la imagen del padre providencial salvador de los hijos frustrados por el antiguo liderazgo.

Su discurso político refleja su presencia mítica, soberbia, autorreferente y además su distancia con el pueblo degradado, al cual va a salvar pero sin identificarse con él. Su autoridad y su autoritarismo no nace de su identificación con el pueblo, sino de su distancia con respecto a él. El pueblo es seguidor, sólo chiripa, cucaracha. Pero como dijimos antes Caldera es anacrónico, un producto de la relativa atipicidad política venezolana, en el bloque histórico latinoamericano en la actualidad. La globalización y la neodominación liberal necesitan otro tipo de caudillo. Un caudillo mimético que sepa ejercer el poder con el permanente doble mensaje: conducir a las masas con la palabra vacía, liberada de la exigencia racional de la articulación discursiva.

3.El poder de la jerga

T. W. Adorno, en un texto que si bien forma parte de su ópera magna: « Dialéctica Negativa », fue publicado por separado bajo el título « La ideología como lenguaje » (Taurus, 1989) desarrolla un brillante análisis de la relación entre la filosofía de « la autenticidad » (el existencialismo de Heidegger, Jaspers y Kierkegaard) y el autoritarismo de masas, expresado en el fascismo y el nacional-socialismo. Veamos el tema en el mismo texto de Adorno:

« Las palabras se convierten en palabras de jerga sólo por la constelación que niegan, por el aporte de unicidad de cada una de ellas. Lo que la palabra singular perdió de magia se le otorga de un modo dirigista, como por medidas oficiales… Las piezas integrantes de lenguaje empírico son manipuladas en su rigidez, como si lo fueran de una lengua verdadera y revelada… el éter es rociado mecánicamente, las palabras atomistas son ataviadas sin ser modificadas. La jerga, objetivamente un sistema, aplica como principio organizado la desorganización, la desintegración de palabras en sí (Op cit., pág. 12).

« El elemento preconceptual y mimético del lenguaje lo toma ella (la jerga) bajo su dirección, así el « mensaje », por ejemplo, quiere hacer creeer que la existencia del hablante da a entender que sin esa superabundancia el discurso sería inauténtico y la pura atención de la expresión a la cosa un pecado. Para fines demagógicos, este formalismo resulta favorable. Quien domine la jerga no necesita decir lo que piensa, ni siquiera pensarlo rectamente, de esto lo exonera la jerga que, al mismo tiempo, desvaloriza el pensamiento (Op. cit., pág 13).

Las tesis de Adorno son más que una reflexión sobre un pasado fascista. Cobran vigencia en la coyuntura de nuestra realidad actual, en la medida que estamos sobrellevando un « modo de vida » en el cual la universalización de la jerga, en tanto del dominio de la palabra descontextualizada del discurso y del proyecto, es a la vez, causa y consecuencia del entronizamiento de lo banal, eje dominante de un presente « desde cuya infinitud sólo es posible pensar en el futuro » (Heidegger M., 1978).

Es evidente que la expansión universal de esta jerga, más allá de las objetivas desigualdades entre países y regiones, puede parecer un atributo positivo de una globalización democratizante. Sin embargo, si reflexionamos un poco sobre nuestra realidad, más allá de la banalidad que la jerga propone, esta apariencia se derrumba. La jerga no ataca sólo el discurso de la racionalidad opresora impuesta por el Sujeto trascendental, como la define Horkheimer (Horkheimer, 1978), ataca toda forma de comunicación discursiva elaborada, y aun las irrupciones que en ella nos permitirían acceder al nivel significante clave para la comprensión del discurso: el del inconsciente. La jerga descontextualiza al receptor masa, lo somete al mensaje, le otorga su identidad sólo através de la obediencia a la palabra vacía.

4.El poder de la palabra vacía

I

La democracia en América Latina parece, cada véz más, reducida a los rituales de un formalismo electivo y delegativo, no se encarna en avances reales en la amplianción de las opciones económico-sociales y en la vigencia de los « derechos humanos ».

A despecho de algunos optimistas que ya hemos rebatido en otros textos (Ver Calello, 1993), es evidente que la caída de los regímenes autoritarios-genocidas, si bien acabó con el terrorismo de Estado omnipotente, no varió las relaciones de desigualdad, de la exclusión de grandes mayorías de los « prometidos bienes de consumo », y produjo un nuevo ingrediente de la penuria latinoamericana: la molecularización del autoritarismo y la violencia bajo la consigna « libertad para no pensar », la liberación del acto regido por el encono y la agresividad (Ver Finkielcraut, 1989). De este modo la buena voluntad nietzscheana de la crítica al normativismo impositivo del sujeto occidental, se transforma del nihilismo crítico al nihilismo fatalista del « vale todo », del no te metas, del no te importa…

En el pasado, desde la década de los 50, la América Latina pujante y esperanzada en el « desarrollo », empieza a sufrir socialmente las graves consecuencias estructurales del neocolonialismo. Una masificación urbana, cada vez más exigente económica y socialmente, demuestra el anacronismo de los modelos políticos existentes frente a la masificación, y promueve las primeras grandes crisis de « gobernabilidad ».

Surge la alternativa salvadora para una gobernabilidad que no altere el habitual equilibrio de poder nacional e internacional: los gobiernos populistas.

II

Ya hemos definido las características del primer populismo, protagonizado por los caudillos fundacionales (Ver Calello, 1989, y en prensa) y apuntando una consideración fundamental sobre sus sucesores, los caudillos miméticos (por su capacidad para travestirse de acuerdo a la conveniencia de circunstancias que les toca afrontar). En la investigación que sirvió de base para el libro en prensa, que citamos supra, hemos estudiado esta relación Betancourt-Pérez y Perón-Menem. Si bien existen diferencias, podemos definir una mayoría de elementos comunes entre ambas continuidades. De todas maneras, como Pérez ya es historia vamos a caracterizar esta relación entre Perón (fundacional) y Menem (mimético), tomando sólo algunas de las categorías utilizadas en el texto.

Caudillo fundacional (Perón)

-Discurso articulado de identificación popular

« Yo soy sólo uno de ustedes, un soldado humilde que sólo quiere devolverle la dignidad al pueblo… ».

-Discurso que califica la identificación

« Los trabajadores, los peronistas, los cabecitas negras, los soldados de la patria… »

-Discurso que identifica enemigos desde el nacionalismo y el clasismo anacrónico

« Los yanquis, la oligarquía, los vendepatria… »

-Discurso identificado ideológicamente

« Ni yanquis, ni marxistas, sólo peronistas; Doctrina Nacional y Popular. La tercera Posición ».

-Discurso afectivo

« Evita, Perón: un solo corazón… »

Caudillo mimético (Menem)

-Discurso de identificación general, sin clasificación

« Gobernaré para todos los argentinos, sin exclusiones… »

-Discurso que no califica enemigos ideológicos sino sólo coyunturales

« Los resentidos, el amarillismo, los que no quieren aceptar el triunfo de los mejores… »

-Discurso afectivo

« Yo los quiero mucho a todos ustedes, aún a los que me critican, porque sé que están equivocados… »

-Discurso antiideológico

« No gobernamos con doctrinas, sólo con sentido común y buenas intenciones… »

-Discurso ideológico

« Estamos con los EEUU, en las buenas y en las malas, en la guerra y en la paz, somos sus amigos incondicionales… »

« Hemos derrotado el estatismo y su falsa soberanía. La privatización ha sido una clave para incorporarnos al primer mundo… »

« El mundo libre sólo podrá tener buenas relaciones con Cuba, si Fidel Castro abandona el poder ».

-Los múltiples discursos autoritarios etnocéntricos

« La gran mayoría de los marginales no son argentinos… »

« La invasión de las viviendas es consecuencia de que los extranjeros pobres acuden al país para buscar un techo… »

« El cólera no existe en ninguna provincia argentina, fue traído por los migrantes ilegales de los países limítrofes… »

La democracia que hoy vivimos podemos decir que en gran parte se la debemos a los militares que derrotaron a la subversión en la llamada guerra sucia… »

III

Además de las características que hemos puntualizado hay otras contraposiciones que son interesantes de resaltar:

En tanto el Caudillo Fundacional es una figura que prefiere un lenguaje grandilocuente (el líder que posa para la historia), que lo coloca por encima de la masa, a pesar de pretender ser uno de ellos, su condición emblemática de conductor atraviesa una distancia, que lo identifica como « el que ve más allá », el Caudillo Mimético trata de presentarse a los seguidores como un hombre común, como un muchacho más del café, del fútbol, pero siempre mostrando que es el número uno, el más hábil con la pelota, el más rápido en el retruécano, el que levanta más mujeres deseables.

El Caudillo Fundacional « acuñará las grandes frases », revistiendo las ocasiones en las que aparece en los medios de la solemnidad necesaria dado que su palabra va dirigida a todos y por todos debe ser escuchada. De ahí las transmisiones radiofónicas y televisivas en cadena, y el monopolio que su figura y su noticia deben tener sobre el control monopólico de la prensa escrita.

El Caudillo Mimético maneja el « slogan » reductivo y banalizante de sus logros y lo coloca en todos los espacios mediáticos, sobre todo en aquellos que no son específicamente políticos. La frecuencia de participación mediática en programas de opinión, noticieros, reportajes inducidos, etc., es una condición para su permanencia como caudillo emblemático. Su mensaje, su figura, su voz, deben ser incorporados a la cotidianidad de la privacidad familiar. La televisión es el medio ideal para mantenerlo incorporado a la atención flotante de los espacios sociales, grupales, familiares, amistosos en los cuales se pueden gestar los consensos o los disensos con respecto al poder en la moderna sociedad de masas.

El Caudillo Fundacional intentará crear una nueva clase política, representativa del sector masivo del cual surge su poder. Será de todas maneras partido, movimiento y poder sindical inscritos en la estructura política tradicional. O sea operando dentro de una dimensión institucional y un lenguaje que constituyen el espacio de « lo político », dentro de la globalidad de la sociedad.

El Caudillo Mimético, por el contrario, ha captado la muerte de la política y sus « sujetos tradicionales y trascendentales ». Ha recogido (obviamente sin saberlo) la propuesta heideggeriana que supone la abolición de la utopía, del futuro, y proclama el goce supremo de la tecnología del presente, de lo intrascendente y de lo banal que nos ofrecen los medios de comunicación (Ver Adorno, cit. Supra y Váttimo, G. 1987).

Los cantantes populares masivos e intrascendentes, los grandes comunicadores en venta al mejor postor, los héroes deportivos sedientos de prolongar su fama más allá del ocaso, serán su nueva clase política, los intermediarios del poder de una palabra vacía que sabe cuál es su destino en la articulación del consenso rutinario pasivo.

Una escena rescatada de un programa televisivo resume la claridad del caudillo mimético en lo que hace al « destino de su mensaje ».

El caudillo saca a bailar un tango a la hermosa anfitriona-modelo de un programa de opinión, al cual fue el invitado « estrella ». El caudillo es esmirriado pero erguido y desafiante. Sin embargo, su cuidado bisoñé, apenas llega un poco más arriba de los pechos de su compañera. Pero apenas comienza el « acto » (la danza), se diluye la imagen grotesca de la pareja. Las figuras del tango marcan con claridad quién es el conductor-poseedor de la hermosa mujer.

Al público crítico puede parecerle ridícula esta figura, pero para la inmensa masa sometida pasivamente al televisor, la masa que ya no participa en calle como antaño junto al caudillo fundacional, la masa pasiva y zombizada del área deprimida del mundo « globalizado », para la masa abúlica pero políticamente decisiva, la imagen del Caudillo Mimético es la del único posible realizador de su deseo.

 

Bibliografía

Adorno, Theodor W. 1992 La Ideología como lenguaje. Taurus. Madrid.

AA.VV. 1983. « Discurso Político y Nuevos Espacios Democráticos ». Pub. Interna ININCO, Instituto de Filosofía, Postgrado de Humanidades. Caracas.

Calello, Hugo. 1989. Los Verdugos de la democracia. Alfadil, Caracas.

——————.  1993ª. « Caldera: discurso político, caos y gobernabilidad ». Anuario ININCO N°5, F.H.E., UCV, Caracas.

——————. 1993b. Metafísica y Pragmatismo de la democracia en América Latina. Rev. EIAL, Universidad de Tel-Aviv, Israel.

——————. En prensa: El Neopopulismo y la Perduración de los Verdugos.

Finkielcraut, Alain. 1989. La Derrota del Pensamiento. Gedisa, Madrid.

Freud, Sigmund. 1979. Obras Completas. Tomo XVII, Amorrortu. Buenos Aires.

Heidegger, Martin. 1978. Identidad y Diferencia. Taurus, Madrid.

Horkheimer, Max. 1979. Teoría crítica. Monte Avila, Caracas.

Neuhaus, Susana. En prensa. La racionalidad en crisis. La reconstrucción de un paradigma para las ciencias sociales.

Vattimo, Gianni. 1987. El fin de la Modernidad. Gedisa, Madrid.